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Gavdos, 22 de abril del 2011

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Mis ojos nunca avistaron tal hermosura.
Ha valido la pena, el sudor que mancha mi camisa dibuja un corazón en mi pecho, los pies agradecen el agua fresca que baña el punto más austral de Europa, esta helada, es justo lo que necesitamos.
Estaba seguro, las piedras más bonitas las iba a encontrar allí, caminando bajo el sol, en busca del tesoro preciado, como un minero buscando un corazón de oro, pero las más bellas estaban bajo el agua, quita el aliento el poder verlas de tal altitud, el mar helénico premia al peregrino con esos verdes, turquesas y azules de todas las gamas, todos mezclados, para perder el sentido para disfrutarlo, espero que no solo una vez en la vida.
Algo remuerde mi interior y seca mi corazón de sudor, no sé, la nostalgia, no sé, el recuerdo, me ronda el amor. El paisaje no me lo pone fácil esos colores ahondan poco a poco en mi mente, lo único que veo es belleza, la brisa y el sol acarician mis deshechos labios como si no hubiesen tenido ya suficiente con sangrar, mi olfato puede percibir el  aroma  que me llama y mi mente la recuerda idealizada: Su hermosura es tan pura que casi quita el aliento, tan madura y niña al mismo tiempo, siempre en mi mente muy muy adentro.
¿Chorizo y salchichón ibérico para picar? ¿Arroz con calamares para almorzar? Gracias Javi por la sorpresa tan grata, esto sabe mejor en el paraíso y tan lejos de casa. Pero solo existen yo y mis pensamientos, yo y mis miedos, yo y mi particular lucha por conocerlos y enfrentarlos.
Descanso exhausto en la sombra de un árbol endémico mientras conozco a Frau Eva, desde aquella noche, mis sueños me encuentran y me atrapan, desde aquella noche comprendí el verdadero PORQUÉ y el verdadero COMO.
Duerme, sueña, cae en mis brazos, mañana será un día muy largo…