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Todos,
Vomitan su idiosincrasia
Troquelada en las raíces de su sociedad,
Con sus actos,
Con sus risas,
Con sus gozos,
Con sus llantos.
Bien,
Derramando el arca de la abundancia,
De irresoluta ascendencia
En estériles laureles
Bien,
Suplicando el bocado
A los reyes del hurto
Que enriquecen maquinalmente.
Pero al brotar de las entrañas de nuestra benefactora
Vestimos con el barniz de la vida
Con la carne cruda en una mente yerma
Esperando el milagro del habla
Que en nuestra odisea,
Se tornara palabra,
Nuestro único bien inconsumible,
Que usado en nuestra lucha personal,
Vale más que tu firma en un talonario.